el suicidio (V): Dos poemas de Paul Celan

Fuga de la muerte
“No se puede escribir poesía después de Auschwitz” (Theodor Adorno).
Ilustración: Nussbaum, “La danza de los esqueletos” (1944)
Negra leche del alba la bebemos al atardecer
la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche
           bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire no se yace estrechamente en él
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus
           mastines
silba a sus judíos hace cavar una tumba en la tierra
ordena tocad para la danza
Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos al atardecer
          bebemos y bebemos
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita cavamos una tumba en el aire no
se yace estrechamente en él
Grita cavad unos la tierra más profunda y los otros cantad sonad
empuña el hierro en la cintura lo blande sus ojos son azules
cavad unos más hondo con las palas y los otros tocad para la
            danza
Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía y la mañana y al atardecer
           bebemos y bebemos
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita él juega con las serpientes
Grita sonad más dulcemente la muerte la muerte es un maestro
          venido de Alemania
grita sonad con más tristeza sombríos violines y subiréis como
          humo en el aire
y tendréis una tumba en las nubes no se yace estrechamente allí
Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos a mediodía la muerte es un maestro venido de
          Alemania
te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos
la muerte es un maestro venido de Alemania sus ojos son azules
te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
azuza contra nosotros sus mastines nos sepulta en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro venido
           de Alemania
tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita
Corona
En mi mano el otoño come su hoja: somos amigos.
Extraemos el tiempo de las nueces y le enseñamos a caminar:
regresa el tiempo a la nuez.
En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
la boca dice la verdad.
Mi ojo asciende al sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos palabras oscuras,
nos amamos como se aman amapola y memoria,
nos dormimos como el vino en los cuencos,
como el mar en el rayo sangriento de la luna.
Nos mantenemos abrazados en la ventana, nos ven desde la calle:
tiempo es de que se sepa,
tiempo es de que la piedra pueda florecer,
de que en la inquietud palpite un corazón.
Tiempo es de que sea tiempo.
Es tiempo.
Ilustración: Nussbaum, “Autorretrato con Niece Marianne” (1941).
 Paul Celan (1920-1970), es un poeta alemán de origen judío rumano. Considerado el poeta más importante de la posguerra en lengua alemana, en su obra concurren influencias muy diversas que van desde la tradición hebrea hasta el simbolismo francés (Rimbaud, Mallarmé), los surrealistas (P. Eluard) y algunos clásicos de la lírica alemana (Hölderlin, Rilke).
El punto de partida de la mayoría de sus composiciones es, sin duda, la muerte y la destrucción provocadas por la devastación que la guerra trae consigo (sus padres fueron asesinados en un campo de exterminio nazi y él mismo estuvo recluido en otro), así como el intento constante de buscar una comprensión del propio yo, un intento tristemente fallido.
Padeció graves problemas psiquiátricos y constantes depresiones. En abril de 1979 se suicida arrojándose al río Sena.
Sorprende que durante la lenta navegación del cadáver del poeta nadie le echara en falta y que su última lectura inacabada fuera una biografía de Hölderlin. Pero lo que más me inquieta es que en sus bolsillos guardara todavía las dos entradas para “Esperando a Godot”, representación de la obra de Beckett a la que no acudió junto a su hijo.
Bajo el título “Leche negra de la muerte: Paul Celan” puedes leer aquí la excelente narración del suicidio del poeta:

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