la isla de los muertos
Arnold Böcklin
Arnold Böcklin
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Llegué a este lugar sin una
marca o un sello que me hiciera especial, conminado a ser alguien
con la pretensión de ser “bueno” y a combatir
lo malo que hay en cada cual,
eso que es un sustrato heredado; porque irreductiblemente tendría que pasar
algunas horas en el mundo. Pienso en los
momentos, en la falsa alegría con que llegué a muy temprana hora, mis horas
amaestradas sólo me sirven para saber que una libertad ante los actos y las
emociones se irá desplegando por las aberturas más pequeñas de la arquitectura de la existencia hasta
perderse, como la luz naufraga ante el imperio
de la noche y la oscuridad.
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