De repente advierto, diagonal a mi mesa, una reproducción de un cuadro de Chagall, “París a través de la ventana” y siento que el mundo empieza a retroceder, mis pasos se devuelven a una velocidad inconmensurable, el bullicio de las palmadas, los días ufanos retornan en una procesión cuyas personas no sostienen un Cristo o una Virgen sino que me sostienen a mí, y me veo transitar en este cuadro, que en algún lugar y día se  develó como una ventana hacia la dicha inmaculada de los primeros días.

Capitulo 14, segunda parte. "El inquilino que me habita"

París a través de la ventana. Chagall. 1913.

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