Adelanto de la novela “El inquilino que me habita” próximamente en librerías

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Mi quimérico inquilino[1] está zozobrando, sufre postrado en esa cama al no haber podido ejecutar bien su última voluntad, yo mismo voy hasta él, hurgándome en mis pliegues, escarbando en mis sentimientos, prolongando el tedio acompañado por los ruidos incesantes de mi cabeza; y lo veo tendido en esa cama fría y austera, me acerco y sus ojos espantados intentan huir llevándose el cuerpo con él, no obstante se percata de su contingencia y su grito enfermizo me atrapa, me introduzco por su boca abierta y vuelvo a salir, retorno al mundo, de nuevo huyo de las sombras de mí mismo.





[1] El quimérico inquilino. Román Polanski. 1976

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